El desarrollo de la actividad digital ha hecho imprescindible el análísis de nuevos datos para poder prevenir de forma eficiente el fraude. Datos como los procedentes del comportamiento biométrico del solicitante, información relativa al dispositivo utilizado, datos asociados al email o al teléfono, entre otros, permiten realizar una serie de comprobaciones que miniminzan el riesgo de fraude.
Por otro lado, ante la actual complejidad de los entramados societarios es cada vez más necesario disponer de datos sobre vinculaciones mercantiles que permitan conocer fácilmente las relaciones entre empresas y particulares para detectar situaciones de fraude, conflictos de interés y riesgo reputacional.